Una cordillera gigante está emergiendo con el derretimiento de la Antártida después de 500 millones de años
Un estudio reciente de geólogos revela la historia tectónica de las montañas Gamburtsev, formadas entre 650 y 500 millones de años atrás por la colisión de masas continentales en el supercontinente Gondwana.
- Una misteriosa “Puerta al infierno” estuvo ardiendo durante 50 años y ahora ha comenzado a ‘cerrarse’
- Los arqueólogos descubren en unas islas del pacífico existía una cultura marítima tecnológicamente avanzada hace 35.000 años

Bajo las capas eternas de hielo que cubren la Antártida yace una cordillera con dimensiones y complejidad comparables a las de los Alpes europeos. Esta formación geológica, que ha existido durante más de 500 millones de años, se ha mantenido preservada e inalterada, aislada por completo del ambiente superficial debido al espesor del hielo que la recubre.
Un análisis reciente encabezado por los geólogos Jacqueline Halpin y Nathan R. Daczko, publicado en The Conversation, ha aportado nuevos datos sobre la cordillera oculta bajo el hielo. Se trata de las montañas Gamburtsev, situadas en el centro de la placa tectónica de la Antártida Oriental, una zona que ha mantenido su estabilidad durante cientos de millones de años.

La formación de montañas provoca que las rocas de la corteza profunda se deformen, se plieguen y se fundan parcialmente. Foto: Jacqueline Halpin
¿Cómo se formó esta cordillera gigante en la antártica?
La formación de esta cordillera se remonta a un momento clave en la historia tectónica del planeta: el ensamblaje del supercontinente Gondwana. Según el estudio publicado en Earth and Planetary Science Letters, las montañas Gamburtsev surgieron hace entre 650 y 500 millones de años, producto de la colisión de grandes masas continentales que cerraron un antiguo océano.

Imagen de radar que muestra la cordillera Gamburtsev bajo capas de hielo. Foto: Geophysical Research Letters
El proceso de formación no solo implicó el choque de placas tectónicas en la Antártida, sino también una secuencia de fenómenos internos. La colisión engrosó la corteza terrestre y calentó las rocas profundas, que luego se deformaron lateralmente como pasta de dientes, provocando el colapso parcial de la cordillera. Este fenómeno se conoce como expansión gravitacional y fue esencial para la configuración actual de la cordillera.
A pesar de la magnitud de estos procesos, la cordillera quedó completamente cubierta por la capa de hielo más gruesa del planeta, lo que permitió una conservación geológica excepcional. Este aislamiento bajo el hielo ha hecho que estas montañas escondidas en la Antártida permanezcan prácticamente intactas desde su origen.
PUEDES VER: Científicos chinos descubren bacteria no antes vista en la Tierra dentro de la estación espacial Tiangong

El tiempo congelado entre los hielos
La clave para comprender la cronología de esta cordillera oculta en la Antártida está en los circones, diminutos cristales minerales que funcionan como cápsulas del tiempo. Estos cristales se hallaron en areniscas extraídas de las Montañas Prince Charles, a cientos de kilómetros del epicentro de las montañas Gamburtsev.

Mapa de la topografía (a) y la elevación superficial (b) de la Antártida, medido en metros sobre el nivel del mar; (c) muestra el espesor del hielo en metros. Foto: Scientific Data
Gracias a su contenido de uranio y a la desintegración radiactiva natural, los científicos lograron fechar los circones con gran precisión. Los resultados revelaron que estas montañas alcanzaron altitudes comparables al Himalaya hacia los 580 millones de años, con una intensa actividad tectónica que culminó alrededor de los 500 millones de años atrás.
La investigación científica en la Antártida sigue desenterrando hallazgos sorprendentes. Además del análisis de cristales, nuevos estudios en zonas como el Glaciar Denman han encontrado rocas posiblemente vinculadas con esta cadena montañosa, lo que podría ampliar el mapa tectónico de la región.
Estos descubrimientos geológicos recientes no solo reescriben la historia de la formación de cordilleras antiguas, sino que también aportan información clave sobre la estabilidad tectónica del continente helado. A medida que se perfeccionan los modelos geofísicos, se abren nuevas oportunidades para explorar la arquitectura oculta del subsuelo antártico, una de las regiones más enigmáticas del planeta.