Astrónomos advierten que Sudamérica será afectada por una extraña anomalía en el escudo magnético de la Tierra que cambiaría la vida como la conocemos
Científicos alertan sobre el riesgo que representa esta anomalía para las misiones espaciales, ya que podría afectar el funcionamiento de satélites de comunicación y la Estación Espacial Internacional.
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Desde hace años, la NASA ha observado una anomalía en el campo magnético de la Tierra denominada Anomalía del Atlántico Sur, una extensa región donde la intensidad del campo se reduce de forma significativa. Este fenómeno podría afectar tanto aspectos de la vida cotidiana como sistemas tecnológicos esenciales para las comunicaciones.
Este fenómeno se extiende entre el sur de América del Sur y la región suroccidental de África, siendo Brasil el país más afectado por su proximidad directa a la anomalía. La agencia espacial estadounidense ha confirmado que esta zona actúa como una especie de “abolladura” en el escudo magnético de la Tierra, provocando que partículas solares cargadas alcancen una altitud menor de lo habitual y afecten directamente los instrumentos tecnológicos en órbita baja.

El estudio identificó que la anomalía se extiende desde Sudamérica hasta África. Foto: NASA
¿Qué es la Anomalía Magnética del Atlántico Sur?
La Anomalía del Atlántico Sur es una extensa región sobre el océano Atlántico, justo al este de América del Sur, donde el campo magnético terrestre se debilita considerablemente. Este fenómeno ha sido comparado por expertos de la NASA con un “bache” en el escudo magnético que rodea el planeta. Su existencia representa un área vulnerable para los dispositivos en órbita, ya que permite el ingreso de radiación solar que usualmente es bloqueada por la magnetósfera.

Datos satelitales que sugieren que la SAA se está dividiendo. Foto: DTU Space
Según el geofísico Terry Sabaka, del Centro Goddard de Vuelo Espacial, este debilitamiento es causado por la interacción de múltiples corrientes generadas en el núcleo externo del planeta, compuesto por hierro fundido. Esas corrientes no son uniformes, y ciertas regiones subterráneas, como la Provincia Africana de Baja Velocidad de Cizalladura, interfieren con la generación regular del campo magnético. Esto provoca una caída significativa en la intensidad magnética sobre el Atlántico Sur.
¿Por qué ocurre esta anomalía sobre Sudamérica?
El origen de esta anomalía magnética en el espacio se encuentra en una combinación de factores geodinámicos. Una de las teorías más aceptadas señala que el desplazamiento del eje magnético de la Tierra y las variaciones en la estructura del núcleo contribuyen a esta debilidad localizada. Investigaciones publicadas por la NASA desde 2016, y respaldadas por datos de satélites como los CubeSats, revelan que esta región no solo se mueve lentamente hacia el oeste, sino que además ha comenzado a dividirse en dos células magnéticas con intensidades mínimas.
Estas observaciones indican que no se trata de un fenómeno reciente ni esporádico. Un estudio de 2020 sugiere que la Anomalía del Atlántico Sur podría haberse presentado hace más de 11 millones de años, convirtiéndola en una característica recurrente del comportamiento magnético del planeta. Pese a esto, su evolución actual y su posible intensificación generan nuevas preguntas en la comunidad científica.
Los riesgos para los satélites y la tecnología
Aunque la Anomalía del Atlántico Sur no representa una amenaza directa para los seres humanos en la superficie terrestre, sí implica un riesgo significativo para las misiones espaciales. Las zonas donde el campo magnético terrestre se debilita permiten que partículas solares cargadas impacten con mayor facilidad en los satélites, provocando errores en los sistemas electrónicos o incluso daños irreversibles en sus componentes.
En los casos más críticos, los operadores de misión deben apagar temporalmente los instrumentos a bordo antes de que las naves crucen esta región. La Anomalía del Atlántico Sur representa una preocupación constante para la NASA, especialmente para satélites de comunicación, observación terrestre y misiones como la Estación Espacial Internacional, que atraviesan esta zona con frecuencia. La probabilidad de fallos aumenta con la intensidad de la radiación solar, lo que convierte a esta anomalía en un objeto permanente de monitoreo y estudio.