Hay un ping-pong entre Palacio y el Congreso, por Mirko Lauer

 En otras palabras, si Boluarte cree que va a brillar en Roma, beneficiada por el largo paso de Robert Prevost por el Perú, se equivoca. El aterrizaje servirá para recordarle a la prensa que el sacerdote la ha criticado en el pasado.

Primero Dina Boluarte cambia a tres ministros para evitar la censura de su Primer Ministro. Luego el Congreso censuró a Gustavo Adrianzén. Casi en el mismo momento ella nombra un gabinete idéntico al anterior. Luego se le autoriza un viaje León XIV a Roma muy parecido al viaje papa Francisco que le fue vetado.

    Los titiriteros de estos movimientos han sido César Acuña y Keiko Fujimori, dedicados a desarticular la imagen de su socia Boluarte, pero sin terminar de quemarla. Todavía tienen dos meses para organizar su vacancia, y quizás entonces comience otro juego, con una Boluarte blindada, más lisa, y sin mucho que perder.

    ¿Por qué se autorizó el viaje a Roma de este viernes? Fueron decisivos los votos de la alianza en el poder, pero sobre todo una conciencia de que vetar el viaje iría contra la enorme popularidad de León XVI en el Perú. Además, la presidenta varada aparecería como una víctima de los políticos, algo que estos no desean.

    Imaginemos la visita de Boluarte. No será realmente una presencia por invitación, sino una aparición oficiosa. Ella será una más entre numerosos jefes de Estado presentes para la ocasión, y esta ocasión a su vez será menor: su primera misa como papa, la llamada entronización. La perfecta ocasión para que el obispo de Roma, que nunca quiso a Boluarte, pueda tratarla con cortesía pero con displicencia.

    En otras palabras, si Boluarte cree que va a brillar en Roma, beneficiada por el largo paso de Robert Prevost por el Perú, se equivoca. El aterrizaje servirá para recordarle a la prensa que el sacerdote la ha criticado en el pasado, cuando desde su puesto en la provincia peruana pudo presenciar las masacres del actual gobierno.

    Ya sabemos que Boluarte tiene la piel dura para las críticas, y es poco probable que esté buscando el perdón papal; lo que le interesa es la foto junto al pontífice, y el paseíto europeo que la acompaña. Una foto necesariamente de negro, como lo establece el protocolo del Vaticano. Puede usar el mismo vestido de la pasada visita a Francisco.

    Que Adrianzén irá de embajador al Vaticano es el tipo de rumor que suele cumplirse en este gobierno. De paso es una cachetada al Congreso que lo censuró por incapaz. Con el clima que flota en el aire, ¿no habrá un genuino chiclayano disponible entre los diplomáticos de carrera?

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).