Científicos crean el violín más pequeño del mundo: mide menos que un cabello y podría cambiar la industria de los chips
Investigadores de la Universidad de Leiden desarrollaron un violín microscópico de 15 micras, más fino que el cabello humano, lo cual podría generar nuevas oportunidades en el campo de la nanotecnología y los chips.
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Este violín fabricado en platino fue concebido por físicos de la Universidad de Loughborough y podría ser considerado como "el más pequeño del mundo" que cabe en el grosor de un cabello humano. Tiene una longitud de 35 micras y un ancho de 13 micras, que ha sido comparado con el cabello humano, que suele tener entre 17 y 180 micras de diámetro.
El violín fue creado como un proyecto de prueba para demostrar las capacidades del nuevo sistema de nanolitografía de la Universidad de Leiden, que permite analizar, construir y estudiar estructuras a escala nanométrica. Este sistema apoyará diversos proyectos de investigación enfocados en descubrir nuevos materiales y métodos para desarrollar la próxima generación de dispositivos informáticos.
Nanolitografía: el proceso que hizo posible el violín invisible
La creación completa del violín, desde los primeros bocetos hasta la pieza final, fue documentada por la profesora Kelly Morrison, quien lideró el proyecto y registró cada etapa del proceso. El equipo de a cargo inició recubriendo un pequeño chip con dos capas de un material gelatinoso llamado resina. A partir de ello, el chip se colocó debajo del NanoFrazor que con su punta calentada para quemar el patrón del violín en su capa superficial.
Tras grabar el diseño, se disolvió la capa inferior cubierta por resina, creando una cavidad con forma de violín. Luego, se aplicó una delgada capa de platino sobre el chip y un enjuague con acetona que reveló la pieza final. Todo el proceso se realizó en un sistema cerrado, compuesto por una caja de guantes y cámaras interconectadas, para evitar la entrada de humedad y polvo. El chip fue trasladado cuidadosamente entre cámaras mediante brazos metálicos controlados desde el exterior. Este entorno controlado fue clave para preservar la precisión del experimento.
El sistema propio de nanolitografía de la Universidad de Loughborough
La Universidad de Loughborough dispone de un laboratorio altamente equipado, donde destaca el NanoFrazor, una avanzada máquina de nanoescultura desarrollada por Heidelberg. Este equipo utiliza litografía por sonda de barrido térmico, una técnica innovadora en la que una punta calentada, similar a una aguja, “escribe” con extrema precisión patrones a escala nanométrica. Esta tecnología permite fabricar estructuras diminutas con una exactitud sin precedentes, abriendo nuevas posibilidades para la investigación en nanotecnología.
Crear un violín utilizando el sistema de nanolitografía toma aproximadamente tres horas, aunque el desarrollo completo del proceso requirió varios meses de perfección y pruebas. Durante ese tiempo, el equipo experimentó con distintas técnicas hasta lograr la versión final. La pieza terminada es tan diminuta que no supera el tamaño de una mota de polvo sobre el chip. Solo puede observarse con claridad a través de un microscopio de alta precisión. Esta escala extrema demuestra el potencial de la nanotecnología en aplicaciones futuras.